En una de esas deslumbrantes intuiciones que iluminan el mundo cultural por analogía con la naturaleza, Schelling reconoce en su Filosofía del arte que hay dos clases de poetas: los antiguos y los modernos. Los primeros se asemejan a los planetas y, con su ritmo concéntrico, mantienen una órbita armónica en torno al sol, alejándose […]
Nos equivocamos al decir: yo pienso: deberíamos decir me piensan. -Perdón por el juego de palabras. YO es otro. Tanto peor para la madera que se descubre violín, ¡y mofa contra los inconscientes, que pontifican sobre lo que ignoran por completo!
Porque Yo es otro. Si el cobre se despierta convertido en corneta, la culpa no es en modo alguno suya. Algo me resulta evidente: estoy asistiendo al parto de mi propio pensamiento: lo miro, lo escucho, aventuro un roce con el arco: la sinfonía se remueve en las profundidades, o aparece de un salto en escena.
a través de Rimbaud, el poeta que se sentía otro — El vuelo de la lechuza
Rimbaud, uno de los primeros que me permitio incursionar en el malditismo, siempre es sublime leer algo de él.
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