Seres limítrofes, encerrados para siempre y a solas con la voluntad de querer serlo todo y la convicción de no poder ser nada. “Nunca nos realizamos. Somos dos abismos –un pozo mirando fijamente al cielo”, escribía Pessoa en uno de los pensamientos más bellos y profundos escritos sobre nuestra condición en el siglo pasado.